Hay algo inexplicablemente familiar en su persona. Durante nuestra conversación en el café de Comfenalco,tuve la sensación de haber vivido con anterioridad ese momento, de haber estado allí antes, en su compañía, bebiendo un café en otra tarde como esa. Nos despedimos al cabo de dos horas, el cielo se había tornado gris y hacia frío. Un sentimiento de Deja Vu me acompañó durante el resto del día.
Maira es delgada, de tersa piel canela y una cabellera ondulada y negra que le cae graciosamente sobre la espalda. Actriz profesional, con un sentido de la moda un tanto excéntrico que favorece el uso de colores primarios. Practica las artes marciales, Kung Fu para ser exactos. Le apasiona la política. Esta preocupada por la ecología del planeta y por nuestro papel en el esquema total del universo. Mantiene una magnifica relación con su familia y define a su padre como el hombre de su vida.
Tiene 25 años y profesionalmente, sabe exactamente lo que quiere. Respira y vive su oficio. Sus planes a corto plazo incluyen incursionar con mas fuerza en la televisión y el cine, regresar a los escenarios, que según me confesó, tiene un poco abandonados. Es absolutamente celosa de su imagen.
En su flujo itinerante entre los recovecos de islas y continentes, son las costas de la mítica isla de Maíra, a las que el mar favorece sin recato. Paisaje fractal infinitamente complejo. Tierra de apacibles ensenadas y agrestes acantilados donde las olas se rompen contra la luz del sol y se fragmentan en iridiscentes tonos de bronces, verdes, púrpuras, ocres y amarillos. Los navegantes perdidos que encallan en sus playas, pierden el deseo regresar a sus hogares.
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